jueves, 3 de enero de 2013

Capítulo 9.


Después del beso, le abracé, es lo más bonito que me ha pasado hace mucho tiempo.
-Bahía, te quiero.
-Yo también.
La típica sonrisa de los enamorados destacaban en nuestras caras, ninguno se cree lo que acaba de pasar, y yo que quería vivir sin él.
-Pero yo mucho más, ¿Sabes?
-No mientas.
-¡No miento!
Miré para el suelo, aquello ha sido muy bonito, pero ¿Y la loca de Sofía? Cuando se entere me come, y por lo visto hay mucho cotilla en esta urbanización.
-Fer.
-Dime.
Me dijo sonriente.
-Ahora que estamos juntos se supone que ¿Podemos contárnoslo todo sin miedo a que él otro diga nada, no?
-Pues claro, si no no valdría la relación.
-Hay, te quiero.
Me dio un beso en la mejilla.
-Pero, ¿Por qué lo dices?
-No, nada en particular.
-Si tú lo dices…
-Pero tengo una duda. ¿Cómo me encontraste tan rápido cuando salí de tu casa? Porque el parque no está lejos pero tampoco es que esté al lado.
-Si es verdad, yo estaba en el parque, pero iba hacia mi casa a esperarte en la puerta y me encontré con Sofía que venía corriendo y me dijo: Fer, Fer, Bahía se ha caído y está allí tirada en el suelo. Por eso fui tan deprisa hacia ti.
-¿Sofía te dijo eso?
-Si, ¡Qué maja!
-¿Maja? ¿En serio?
-¿Te cae mal?
-Mal no, me cae peor.
-Es buena gente.
-¿Tú crees?
-Si es genial. ¿Por qué te cae mal?
-Por nada.
Si se lo digo la puedo liar, pero es mi novio, joder ¡Qué bien suena! Es mi novio, me encanta.
-Pero no te puede caer mal, por que sí, tiene que haber un motivo.
-¡Y la hay!
-Pues dímela.
-No estoy segura si debería…
-Bahía, venga, sabes que yo te contaría cualquier cosa.
-Espera, ¿Qué hora es?
-Las 19:54
-¡NO!
-Si.
-Joder, hoy me matan.
-¿Qué?
-Me tengo que ir, luego te envío un mensaje a tuenti, te quiero.
Nos dimos un beso rápido y me fui.
-Lo esperaré, te quiero.
-Adiós pequeño. Bueno Fer.
Me di la vuelta.
-¿Qué pasa?
-¿Puedes acompañarme a mi casa?
-Faltaría más, pequeña.
-¡Auch!
-No me puedo creer que estés con el tobillo mal por mi culpa.
-¡No seas tonto! No ha sido tu culpa.
-Sabes que sí.
-No, de verdad.
-Y ¿Cuánto tiempo estarás así?
-Dos semanas me ha dicho tu madre.
-¿Vas a estar dos semanas sin surfear?
-Parece ser que sí.
-Y todo por mí.
-Déjalo Fer, así tenemos más tiempo para ti y para mí.
-Mirándolo en ese sentido, jajaja.
-Si, bueno esta es mi casa. Gracias por acompañarme.
-De nada pequeña, mañana me explicas lo de Sofía, ¿Va?
-Claro, lo que quieras saber, te quiero demasiado.
-Y yo gorda.
Los ojos se me iluminaron, así me llamaba él, son demasiados recuerdos, por lo visto seguíamos enamorados el uno del otro.
Toqué la puerta de mi casa. ¡La qué me espera!
-¡BAHÍA! Estaba preocupada, pasa para adentro, estás castigada. Y ¿Qué le pasa a tu pie? ¡Hay, dios mío!

-Adiós mi amor, hasta mañana.
Pobrecita, quizás debería hablar con su madre, lo del pie fue mi culpa… Bueno, no sé que hacer. Me voy a mi casa. O mejor, llamo a Nico, que a estas alturas, debe odiarme.
Su casa está aquí al lado, espera, ¿No es ese que está columpiándose solo en el parque? Voy a ver, es raro no suele estar solo, pero claro como David y Ángel no están, pues…
-Hola.
-Hola Nico.
-¿Qué haces aquí tan solo?
-Pues tío, tú estabas con Bahía, a Clara me da corte llamarla, paso de estar con Sofía y David y Ángel hasta la semana que viene no vuelven.
Lo que yo decía.
-Lo siento por no estar hoy contigo y eso.
-No, da igual, el amor atonta ¿Lo sabías?
-Gracias, gracias, no no lo sabía.
-Pues ya lo sabes.
-¿Qué te pasa? Es por lo mío y por Bahía, ¿Verdad?
-¿Lo tuyo? ¿ESTÁIS SALIENDO?
-Si.
-Guay, ¿Eh? En serio.
-¿Ironía, verdad?
-¡Qué crees!
-Tío, tienes que entenderme, aunque solo sea porque somos amigos.
-¿Tu y yo amigos? No, tú y yo no somos amigos.
-Pero ¿Qué dices?
-Un amigo no hace lo que me has hecho tú.
-Pero…
-Ahórrate las excusas, no te salen bien Fer.
-Puedes llamarme de todo, lo que quieras, pero mal amigo ¡No! Porque sabes que no lo soy.
-Claro, lo sé, tal y como me lo has demostrado.
-No digas eso.
-Vete Fernando, no tenemos nada más que decirnos.
-¿Entonces, que pretendes? ¿Qué deje a Bahía? ¿Así estarás contento? No la voy a dejar, si son tus intenciones, ¿Sabes por qué? Porque en definitiva se enfadaría con nosotros dos, y para eso es mejor las cosas como están.
-Cállate.
-No me hagas callar.
-¡QUÉ ME DEJES EN PAZ! Eres un traidor.
-Nicolás tranquilízate, estás muy nervioso, no te pongas así, ¿De acuerdo?
No me quiso responder, vaya día, me voy a mi casa.

-Mamá, todo esto tiene una explicación.
-Si que eres una irresponsable, habíamos quedado esta tarde, no a la tarde noche.
-Perdona.
-No nada de perdona, tu padre y yo ya no sabíamos que hacer.
-Mamá vine a la hora acordada, y no había nadie, entonces luego vino…
¿Qué le digo, le digo la verdad? Que estuve con Fer.
-¿Quién vino?
-Clara y me fui con ella.
-¿Segura?
-Pues claro.
-Está bien.
-¿Ya está? ¿No me vas a decir nada más?
-No…
-A genial, pero ¿Ha pasado algo?
-Más o menos, pero antes de contarte quiero que me expliques porque tienes el pie vendado.
-Está bien, fui con Clara a jugar al fútbol y apareció Fernan y como yo estaba de portera pues tiró y la quise parar pero con el pie, en definitiva, darle una patada, y me hice mucho daño, entonces Fer me llevó a que su madre me viera, y ella me lo vendó. Resumiendo, es eso.
-¿Fernan? No me digas ¿Tú antiguo compañero de clases?
-Si mamá.
-Eso significa que está Leticia.
-Si, la señora Rubens.
-¡Que casualidad!
Yo prefiero llamarlo destino.
-La verdad es que si.
-El mundo es un pañuelo.
-Si, si, si ¿Puedes contarme que ha pasado?
-Verás tu padre…
-¿¡ESTÁ BIEN!?
-Si, tranquila.
Menos mal.
-¿Entonces que pasa?
-Resulta ser…
-¿Resulta ser…?
-Que tú.
-Qué yo.
-Tienes
-Tengo
-Una hermana.
-¿Una qué?
-Una hermana.
Toda mi vida siendo hija única, y resulta que tengo una hermana. ¡Qué rollo!
-Pero ¿Por qué nadie me dijo nada?
-Porque nosotros tampoco lo sabíamos.
-¿Es por parte de la anterior mujer de papá?
-Parece ser que sí.
-Y… ¿Cuántos años tiene?
-15.
-¡Qué bruja!
-Un poco sí.
-¿Por eso no estabais hoy?
-Si.
¿Y dónde fuisteis?
-A llevar a tu padre hasta casa de su otra hija.
Genial, ¿Ya estoy sustituida?
-¿Cómo se llama?
-Serena.
-¿Serena?
-Si.
-Vale, pues entonces no puedo hacer nada en mi habitación, si no está papá…
-Ya. ¿Te quieres volver a ir?
-No me importaría.
-Venga vete.
Le di un beso en la mejilla y volví a salir.


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