Después del
beso, le abracé, es lo más bonito que me ha pasado hace mucho tiempo.
-Bahía, te
quiero.
-Yo también.
La típica
sonrisa de los enamorados destacaban en nuestras caras, ninguno se cree lo que
acaba de pasar, y yo que quería vivir sin él.
-Pero yo
mucho más, ¿Sabes?
-No mientas.
-¡No miento!
Miré para el
suelo, aquello ha sido muy bonito, pero ¿Y la loca de Sofía? Cuando se entere
me come, y por lo visto hay mucho cotilla en esta urbanización.
-Fer.
-Dime.
Me dijo
sonriente.
-Ahora que
estamos juntos se supone que ¿Podemos contárnoslo todo sin miedo a que él otro
diga nada, no?
-Pues claro,
si no no valdría la relación.
-Hay, te
quiero.
Me dio un
beso en la mejilla.
-Pero, ¿Por
qué lo dices?
-No, nada en
particular.
-Si tú lo
dices…
-Pero tengo
una duda. ¿Cómo me encontraste tan rápido cuando salí de tu casa? Porque el
parque no está lejos pero tampoco es que esté al lado.
-Si es
verdad, yo estaba en el parque, pero iba hacia mi casa a esperarte en la puerta
y me encontré con Sofía que venía corriendo y me dijo: Fer, Fer, Bahía se ha
caído y está allí tirada en el suelo. Por eso fui tan deprisa hacia ti.
-¿Sofía te
dijo eso?
-Si, ¡Qué
maja!
-¿Maja? ¿En
serio?
-¿Te cae
mal?
-Mal no, me
cae peor.
-Es buena
gente.
-¿Tú crees?
-Si es
genial. ¿Por qué te cae mal?
-Por nada.
Si se lo
digo la puedo liar, pero es mi novio, joder ¡Qué bien suena! Es mi novio, me
encanta.
-Pero no te
puede caer mal, por que sí, tiene que haber un motivo.
-¡Y la hay!
-Pues
dímela.
-No estoy
segura si debería…
-Bahía,
venga, sabes que yo te contaría cualquier cosa.
-Espera,
¿Qué hora es?
-Las 19:54
-¡NO!
-Si.
-Joder, hoy
me matan.
-¿Qué?
-Me tengo
que ir, luego te envío un mensaje a tuenti, te quiero.
Nos dimos un
beso rápido y me fui.
-Lo
esperaré, te quiero.
-Adiós
pequeño. Bueno Fer.
Me di la
vuelta.
-¿Qué pasa?
-¿Puedes
acompañarme a mi casa?
-Faltaría más, pequeña.
-Faltaría más, pequeña.
-¡Auch!
-No me puedo
creer que estés con el tobillo mal por mi culpa.
-¡No seas
tonto! No ha sido tu culpa.
-Sabes que
sí.
-No, de
verdad.
-Y ¿Cuánto
tiempo estarás así?
-Dos semanas
me ha dicho tu madre.
-¿Vas a
estar dos semanas sin surfear?
-Parece ser
que sí.
-Y todo por
mí.
-Déjalo Fer,
así tenemos más tiempo para ti y para mí.
-Mirándolo
en ese sentido, jajaja.
-Si, bueno
esta es mi casa. Gracias por acompañarme.
-De nada
pequeña, mañana me explicas lo de Sofía, ¿Va?
-Claro, lo
que quieras saber, te quiero demasiado.
-Y yo gorda.
Los ojos se
me iluminaron, así me llamaba él, son demasiados recuerdos, por lo visto
seguíamos enamorados el uno del otro.
Toqué la
puerta de mi casa. ¡La qué me espera!
-¡BAHÍA!
Estaba preocupada, pasa para adentro, estás castigada. Y ¿Qué le pasa a tu pie?
¡Hay, dios mío!
-Adiós mi
amor, hasta mañana.
Pobrecita,
quizás debería hablar con su madre, lo del pie fue mi culpa… Bueno, no sé que
hacer. Me voy a mi casa. O mejor, llamo a Nico, que a estas alturas, debe
odiarme.
Su casa está
aquí al lado, espera, ¿No es ese que está columpiándose solo en el parque? Voy
a ver, es raro no suele estar solo, pero claro como David y Ángel no están,
pues…
-Hola.
-Hola Nico.
-¿Qué haces aquí
tan solo?
-Pues tío,
tú estabas con Bahía, a Clara me da corte llamarla, paso de estar con Sofía y
David y Ángel hasta la semana que viene no vuelven.
Lo que yo
decía.
-Lo siento
por no estar hoy contigo y eso.
-No, da
igual, el amor atonta ¿Lo sabías?
-Gracias,
gracias, no no lo sabía.
-Pues ya lo
sabes.
-¿Qué te
pasa? Es por lo mío y por Bahía, ¿Verdad?
-¿Lo tuyo? ¿ESTÁIS
SALIENDO?
-Si.
-Guay, ¿Eh?
En serio.
-¿Ironía,
verdad?
-¡Qué crees!
-Tío, tienes
que entenderme, aunque solo sea porque somos amigos.
-¿Tu y yo
amigos? No, tú y yo no somos amigos.
-Pero ¿Qué
dices?
-Un amigo no
hace lo que me has hecho tú.
-Pero…
-Ahórrate
las excusas, no te salen bien Fer.
-Puedes
llamarme de todo, lo que quieras, pero mal amigo ¡No! Porque sabes que no lo
soy.
-Claro, lo
sé, tal y como me lo has demostrado.
-No digas
eso.
-Vete
Fernando, no tenemos nada más que decirnos.
-¿Entonces,
que pretendes? ¿Qué deje a Bahía? ¿Así estarás contento? No la voy a dejar, si
son tus intenciones, ¿Sabes por qué? Porque en definitiva se enfadaría con
nosotros dos, y para eso es mejor las cosas como están.
-Cállate.
-No me hagas
callar.
-¡QUÉ ME DEJES
EN PAZ! Eres un traidor.
-Nicolás
tranquilízate, estás muy nervioso, no te pongas así, ¿De acuerdo?
No me quiso
responder, vaya día, me voy a mi casa.
-Mamá, todo
esto tiene una explicación.
-Si que eres
una irresponsable, habíamos quedado esta tarde, no a la tarde noche.
-Perdona.
-No nada de
perdona, tu padre y yo ya no sabíamos que hacer.
-Mamá vine a
la hora acordada, y no había nadie, entonces luego vino…
¿Qué le
digo, le digo la verdad? Que estuve con Fer.
-¿Quién
vino?
-Clara y me
fui con ella.
-¿Segura?
-Pues claro.
-Está bien.
-¿Ya está?
¿No me vas a decir nada más?
-No…
-A genial,
pero ¿Ha pasado algo?
-Más o
menos, pero antes de contarte quiero que me expliques porque tienes el pie
vendado.
-Está bien,
fui con Clara a jugar al fútbol y apareció Fernan y como yo estaba de portera
pues tiró y la quise parar pero con el pie, en definitiva, darle una patada, y
me hice mucho daño, entonces Fer me llevó a que su madre me viera, y ella me lo
vendó. Resumiendo, es eso.
-¿Fernan? No
me digas ¿Tú antiguo compañero de clases?
-Si mamá.
-Eso
significa que está Leticia.
-Si, la
señora Rubens.
-¡Que
casualidad!
Yo prefiero
llamarlo destino.
-La verdad
es que si.
-El mundo es
un pañuelo.
-Si, si, si
¿Puedes contarme que ha pasado?
-Verás tu
padre…
-¿¡ESTÁ BIEN!?
-Si,
tranquila.
Menos mal.
-¿Entonces
que pasa?
-Resulta ser…
-¿Resulta
ser…?
-Que tú.
-Qué yo.
-Tienes
-Tengo
-Una
hermana.
-¿Una qué?
-Una
hermana.
Toda mi vida
siendo hija única, y resulta que tengo una hermana. ¡Qué rollo!
-Pero ¿Por
qué nadie me dijo nada?
-Porque
nosotros tampoco lo sabíamos.
-¿Es por
parte de la anterior mujer de papá?
-Parece ser
que sí.
-Y… ¿Cuántos
años tiene?
-15.
-¡Qué bruja!
-Un poco sí.
-¿Por eso no
estabais hoy?
-Si.
¿Y dónde
fuisteis?
-A llevar a
tu padre hasta casa de su otra hija.
Genial, ¿Ya
estoy sustituida?
-¿Cómo se
llama?
-Serena.
-¿Serena?
-Si.
-Vale, pues
entonces no puedo hacer nada en mi habitación, si no está papá…
-Ya. ¿Te
quieres volver a ir?
-No me
importaría.
-Venga vete.
Le di un
beso en la mejilla y volví a salir.
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