Vale,
me rindo, ¡Qué asco de mundo! ¿Por qué demonios me besa si está enamorada de
Fernan? Dios, que impotencia siento. Me voy a mi casa y ya no salgo de allí
más.
-¡Ey, Nico!
-Hola
Sofía.
-¿Qué
tal te va?
-Pues
tirando ¿Y tú?
-Yo
bien, ¿Y eso?
-No
nada, da igual.
-Bueno…
¿Has visto a Fernan?
-Sofía
¿Yo te gusto?
-¿A
qué viene eso, tío?
-Olvídate,
no me hagas caso.
-¡Qué
raro estás! Además tú sabes que a mí me gusta Fer.
Fer,
Fer, Fer ¿Pero que le ven a este chico?
-Si,
ya…
-¿Pero
sabes a quién le gustas?
-¿A
quién?
Una
sonrisa me salía en la cara poco a poco.
-A
Clara.
¿Yo
a Clara? No sé si alegrarme o entristecerme, no está mal, pero Bahía está mucho
mejor.
-¿En
serio?
-Si,
bueno me voy, a por cierto ¿Sabías donde está Fer?
-A
si, está en el parque con Bahía.
-¿CON
BAHÍA?
-Si,
¿Por qué lo dices así?
-Por
nada, por nada.
-Adiós
Nico.
Salió
corriendo en dirección al parque, ¡Oh no! ¿Cómo puedo ser tan idiota? Si Sofía
está enamorada de Fer, y lo ve con Bahía es capaz de cogerla de los pelos, o
algo así. Mejor la sigo, salí corriendo detrás de ella.
-Fernan,
déjame ponerme a mí de portera.
-No
sabes lo que estás haciendo.
Es
tan perfecta, me encanta que volvamos a ser amigos, y con un poco de suerte,
dentro de poco seremos algo más.
-Venga
tira.
-Ja,
la he parado.
-Eso
es porque la he tirado floja.
-A
ver pues tírala fuerte.
-¿Segura?
-Segurísima.
Fui
a tirar, pero se me ha ido un poco el pie, ella no está acostumbrada a esto del
fútbol.
-¡AY!
-Bahía
¿Estás bien?
-Noo,
¡Me duele!
-¿Qué
te duele?
-El
tobillo, me la he torcido.
-Mierda,
no debía haberla tirado fuerte.
-No,
no te preocupes.
-Si
me preocupo, ven mi madre es enfermera, puede mirártela.
-Vale.
Le
cogí la mano en la que se había echo daño, suavemente, claro. Fuimos hasta mi
casa, y por el camino.
-¡Fer!
¿Qué haces con esta?
-Perdona
Sofía, se llama Bahía.
Dijo
Nico.
-Dejarnos
pasar por favor.
Pero
¿Qué hace aquí Sofía? Siempre está molestando en los peores momentos.
-¿A
a dónde vais?
-A
mi casa, por favor, dejarnos pasar.
-Bahía
¿Qué le pasa a tu mano?
-Me
la he torcido, Nico.
-¿Cómo?
Los
aparté, a este paso nunca vamos a llegar a mi casa.
-Vamos
Bahía.
-Vamos
Fernan.
-Pero Fer, ¿No prefieres venirte a la piscina con nosotros?
-Pero Fer, ¿No prefieres venirte a la piscina con nosotros?
-No
Sofía, adiós.
Gracias
a dios, por fin se han quedado allí atrás, llegamos a mi casa.
-¡MAMÁ!
-Hijo
¿Por qué gritas?
-Ayúdanos
por favor.
Mi
madre bajó corriendo las escaleras.
-¿Qué
ha pasado?
-La
mano de Bahía.
-¡Bahía!
Tu mano está hinchada, no tiene buena pinta, ven déjame verla.
Ella
le dejó su mano, mi madre se la tocaba.
-¡Ay!
-Tranquila
Bahía.
-Fernando,
déjanos solas.
-Vale
mamá.
-Ahora
nos vemos Fer.
-Adios.
Le
guiñé un ojo. Me voy al parque. Abrí la puerta y salí.
-Señora
Rubens, ¿Cómo tengo el pie, y la mano?
-No
cielo, no es el pie, es el tobillo. La mano está bien.
Maldita
sea, el tobillo no, pero ya se veía venir.
-¿Te
duele mucho?
-Si…
-¿Tu
eras surfera, no?
-Si.
¡Mierda!
-Lo
siento pero no vas a poder surfear al menos el un par de semanas.
-¿QUÉ?
-Lo
siento.
-No,
da igual.
-¿Quieres
que te lo vende?
-¿Es
necesario?
-Pues
un poco si.
-Entonces
de acuerdo.
-Vale,
espera que coja las vendas.
Fue hacía
una habitación y cogió las vendas. Volvió con ellas y me las colocó en el pie,
también me dio unas muletas.
-Muchísimas
gracias, señora Rubens.
-De nada, ya
sabes que puedes contar conmigo cielo.
Me abrió la
puerta de su casa y salí.
-Adiós, y
gracias de nuevo.
-Adiós
encanto.
¿Dónde
estará Fer? Voy a buscarle. Dijo que iba al parque ¿No?. Y esta ¿Otra vez aquí?
-Tu nena, ya
me he enterado de que vas ligando a mis espaldas con Fer, ¿Eh?
-¿Y a ti que
te importa, Sofía?
-Mira
niñata, no te me hagas la lista, empezando por ahí, ¿Ok? A mi Fernando me
gusta, y ni tú ni ninguna me lo vais a quitar.
-Si, pero tu
has pensado ¿En lo qué siente Fer?
Me empujó y me caí al suelo con las muletas.
Me empujó y me caí al suelo con las muletas.
-Estúpida
niñata.
¿Y ahora
qué? Se dio la vuelta y vino de nuevo hacia mí.
-Ah y no le
vayas a decir nada de esto ni a Clara, ni a Nico y mucho menos a Fer.
Se volvió a
ir. Me quedé en el suelo tirada, no puedo levantarme. De lo lejos.
-¡Bahíaaa!
Mi Fernan,
siempre tan tierno. Me ayudó a levantarme.
-Hola
pequeño.
-¿Me me has
llamado pequeño?
-Si, jajaja.
-Pero así
era como me llamabas cuando salíamos.
-Exacto.
-¿Eso
significa que…?
-¿Tú
quieres?
-Pues claro.
Me acerqué a
él poco a poco y, y, y le besé. Pero Bahía, antes besaste a Nico, ahora a Fer,
¿Por qué?
No hay comentarios:
Publicar un comentario