jueves, 3 de enero de 2013

Capítulo 8.


Vale, me rindo, ¡Qué asco de mundo! ¿Por qué demonios me besa si está enamorada de Fernan? Dios, que impotencia siento. Me voy a mi casa y ya no salgo de allí más.
-¡Ey, Nico!                                                                    
-Hola Sofía.
-¿Qué tal te va?
-Pues tirando ¿Y tú?
-Yo bien, ¿Y eso?
-No nada, da igual.
-Bueno… ¿Has visto a Fernan?
-Sofía ¿Yo te gusto?
-¿A qué viene eso, tío?
-Olvídate, no me hagas caso.
-¡Qué raro estás! Además tú sabes que a mí me gusta Fer.
Fer, Fer, Fer ¿Pero que le ven a este chico?
-Si, ya…
-¿Pero sabes a quién le gustas?
-¿A quién?
Una sonrisa me salía en la cara poco a poco.
-A Clara.
¿Yo a Clara? No sé si alegrarme o entristecerme, no está mal, pero Bahía está mucho mejor.
-¿En serio?
-Si, bueno me voy, a por cierto ¿Sabías donde está Fer?
-A si, está en el parque con Bahía.
-¿CON BAHÍA?
-Si, ¿Por qué lo dices así?
-Por nada, por nada.
-Adiós Nico.
Salió corriendo en dirección al parque, ¡Oh no! ¿Cómo puedo ser tan idiota? Si Sofía está enamorada de Fer, y lo ve con Bahía es capaz de cogerla de los pelos, o algo así. Mejor la sigo, salí corriendo detrás de ella.

-Fernan, déjame ponerme a mí de portera.
-No sabes lo que estás haciendo.
Es tan perfecta, me encanta que volvamos a ser amigos, y con un poco de suerte, dentro de poco seremos algo más.
-Venga tira.
-Ja, la he parado.
-Eso es porque la he tirado floja.
-A ver pues tírala fuerte.
-¿Segura?
-Segurísima.
Fui a tirar, pero se me ha ido un poco el pie, ella no está acostumbrada a esto del fútbol.
-¡AY!
-Bahía ¿Estás bien?
-Noo, ¡Me duele!
-¿Qué te duele?
-El tobillo, me la he torcido.
-Mierda, no debía haberla tirado fuerte.
-No, no te preocupes.
-Si me preocupo, ven mi madre es enfermera, puede mirártela.
-Vale.
Le cogí la mano en la que se había echo daño, suavemente, claro. Fuimos hasta mi casa, y por el camino.
-¡Fer! ¿Qué haces con esta?
-Perdona Sofía, se llama Bahía.
Dijo Nico.
-Dejarnos pasar por favor.
Pero ¿Qué hace aquí Sofía? Siempre está molestando en los peores momentos.
-¿A a dónde vais?
-A mi casa, por favor, dejarnos pasar.
-Bahía ¿Qué le pasa a tu mano?
-Me la he torcido, Nico.
-¿Cómo?
Los aparté, a este paso nunca vamos a llegar a mi casa.
-Vamos Bahía.
-Vamos Fernan.
-Pero Fer, ¿No prefieres venirte a la piscina con nosotros?
-No Sofía, adiós.
Gracias a dios, por fin se han quedado allí atrás, llegamos a mi casa.
-¡MAMÁ!
-Hijo ¿Por qué gritas?
-Ayúdanos por favor.
Mi madre bajó corriendo las escaleras.
-¿Qué ha pasado?
-La mano de Bahía.
-¡Bahía! Tu mano está hinchada, no tiene buena pinta, ven déjame verla.
Ella le dejó su mano, mi madre se la tocaba.
-¡Ay!
-Tranquila Bahía.
-Fernando, déjanos solas.
-Vale mamá.
-Ahora nos vemos Fer.
-Adios.
Le guiñé un ojo. Me voy al parque. Abrí la puerta y salí.

-Señora Rubens, ¿Cómo tengo el pie, y la mano?
-No cielo, no es el pie, es el tobillo. La mano está bien.
Maldita sea, el tobillo no, pero ya se veía venir.
-¿Te duele mucho?
-Si…
-¿Tu eras surfera, no?
-Si.
¡Mierda!
-Lo siento pero no vas a poder surfear al menos el un par de semanas.
-¿QUÉ?
-Lo siento.
-No, da igual.
-¿Quieres que te lo vende?
-¿Es necesario?
-Pues un poco si.
-Entonces de acuerdo.
-Vale, espera que coja las vendas.
Fue hacía una habitación y cogió las vendas. Volvió con ellas y me las colocó en el pie, también me dio unas muletas.
-Muchísimas gracias, señora Rubens.
-De nada, ya sabes que puedes contar conmigo cielo.
Me abrió la puerta de su casa y salí.
-Adiós, y gracias de nuevo.
-Adiós encanto.
¿Dónde estará Fer? Voy a buscarle. Dijo que iba al parque ¿No?. Y esta ¿Otra vez aquí?
-Tu nena, ya me he enterado de que vas ligando a mis espaldas con Fer, ¿Eh?
-¿Y a ti que te importa, Sofía?
-Mira niñata, no te me hagas la lista, empezando por ahí, ¿Ok? A mi Fernando me gusta, y ni tú ni ninguna me lo vais a quitar.
-Si, pero tu has pensado ¿En lo qué siente Fer?
Me empujó y me caí al suelo con las muletas.
-Estúpida niñata.
¿Y ahora qué? Se dio la vuelta y vino de nuevo hacia mí.
-Ah y no le vayas a decir nada de esto ni a Clara, ni a Nico y mucho menos a Fer.
Se volvió a ir. Me quedé en el suelo tirada, no puedo levantarme. De lo lejos.
-¡Bahíaaa!
Mi Fernan, siempre tan tierno. Me ayudó a levantarme.
-Hola pequeño.
-¿Me me has llamado pequeño?
-Si, jajaja.
-Pero así era como me llamabas cuando salíamos.
-Exacto.
-¿Eso significa que…?
-¿Tú quieres?
-Pues claro.
Me acerqué a él poco a poco y, y, y le besé. Pero Bahía, antes besaste a Nico, ahora a Fer, ¿Por qué?

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