Volví a mi casa después de salir de la de Fernando, mi mejor
amigo enamorado de la misma chica que yo, ¡Genial! ¿Y ahora qué? Supongo que si
Bahía se enamorara de Fer debería alegrarme por ellos, o no… No creo que
pudiera estar feliz. Pero, si ella está enamorada de mi ¿Fer y yo seguiremos
siendo amigos?
Llegué y abrí con mi llave, mi hermano ya había vuelto.
-Hola Nico.
-Hola Javi.
-¿Qué te pasa? Llevas una cara de tristón.
-Ya, pero no es nada.
-¿Mal de amores?
Mi hermano, además de hermano también bien es un buen amigo
para mí, creo que puedo contárselo sin problemas.
-Si la verdad que si.
-¿Quieres contarme?
-Va, si es corta la historia.
Ambos nos sentamos en las sillas de la cocina.
-Dime.
-Verás, resumiendo, Fer y yo estamos enamorados de la misma
chica, y yo hoy la e besado, y se lo he dicho a él, y se a puesto fatal. Y
ahora estoy confundido porque no sé que hacer.
-Vaya, es complicado. Pero… ¿Tú piensas que por esa chica os
podríais llegar a pelear con tu amigo?
-Creo que si.
-¿Y la chica vale tanto como para pelearte con él?
Por un momento lo dudé, Bahía es increíble en todos los
sentidos pero a los 2 hace poco tiempo que los conozco.
-Gracias hermano, me has dado la clave.
-De nada.
Respondió confuso. Me puse de pié y cogí mi Samsung Galaxy
mini, llamé a Fer, no me lo cogía, estará ocupado, colgué.
-Javi, me voy a dar una vuelta, ¿Vale?
-Vale, luego nos vemos.
Salí de mi casa y cerré la puerta, llevaba el móvil en la
mano por si me devolvía la llamada.
A Fernando le brillaban los ojos con más intensidad, no
puedo creer que le haya dicho que le quiero, el abrazo continúa, no quiero
soltarle.
-Bahía, me has dicho que me quieres.
-Si.
-Esto es increíble.
Podía notar como sus lágrimas caían sobre mí.
-¿Tú me quieres, Fernan?
Nos soltamos para mirarnos a la cara.
-¿Cómo no te voy a querer?
-Pero lo digo en serio, no es una broma.
-Lo sé, Bahía te juro que no te voy a mentir, nunca.
Aunque mi beso con Nico invadía mi pensamiento.
Era una situación difícil, cuando Nico se entere de esto,
puede que me odie, tengo que hablar con él.
-Fernan, ¿Algún día volveremos a ser los mejores amigos que
éramos antes?
-Ese día será el día que nosotros elijamos.
Bahía me sonrió.
-Significa, que a partir de ahora, ¿Cero mentiras, y seremos
sinceros?
-Por supuesto.
No podía dejar de mirarla.
-¿Quieres que vayamos a jugar al fútbol? Como hacíamos
antes.
Me dijo.
-¡Si!
Es genial, ella es genial, no me creo que me esté pasando
esto.
-Vale, ¿Podemos usar un balón tuyo? Es que el mío no lo
encuentro.
-Claro, vamos a mi casa un momento y lo cojo.
Pero, ¿Y si vienen mis padres y no estoy? Podrían enfadarse,
pero me da igual, quiero irme con Fer.
Salimos y fuimos hacia su casa, estaba bastante cerca. Abrió
la puerta.
-Hola mamá.
-Hola hijo, un momento ahora voy.
Dijo mi madre de lejos.
Subí a mí cuarto y cogí mí balón, mientras tanto mí madre
salió del jardín trasero.
-¡Bahía!
-¡Hola señora Rubens!
-¡Qué sorpresa! ¿Vives aquí?
-Si, nos acabamos de mudar.
-Curioso, nos hemos mudado al mismo sitio, casi al mismo
tiempo.
-¡Y que lo digas!
Bajé corriendo las escaleras.
-Hola ma.
-Hola hijo, no me habías dicho que ahora Bahía vive aquí.
-Se me habrá olvidado. Bueno ¿Nos vamos?
-Si.
Respondió Bahía. Salimos y fuimos al parque.
-¿Primero quieres ser portera o prefieres tirar?
-Prefiero tirar.
Dijo convencida.
-Vale, pero ya sabes lo que hay.
-Si, si.
-Cuando quieras.
Cogió carrerilla, pero nada.
-¡Mierda!
-Vaya ¿Qué ha pasado?
Le dije de broma.
Ya verás ahora. Me preparé, otro intento nulo, la e tirado
demasiada alta.
-Hoy no es mi día.
-Está claro que no, si hubieras entrenado más desd…
Antes de que acabara de hablar tiré.
-¡Gol! ¡Golaazo! ¿Qué como te tragas eso?
-¡Tramposa! Sabías que estaba distraído.
-Que más da, ha sido un golazo aquí y en la China.
Vino hacia mí corriendo, me levantó y me dio unas vueltas.
-¡Fernan! Bájame, nos vamos a matar. ¡Fer!
Efectivamente, al final caímos sobre el césped en el que
estábamos jugando. Teníamos un ataque de risa. Su risa es otra de las cosas por
las cuales él me enamoraba.
Los dos miramos al cielo.
-Bahía.
-Si dime.
-¿Recuerdas el día en que nos llevaron con el insti a jugar
a otros?
-Si ¿Cuándo el campeonato por parejas?
-Exacto, me acuerdo que tú y yo elegimos ir juntos y nos
eligieron para representar a la clase.
-Es verdad.
-¿Y recuerdas cuándo marcaste el gol en la final? ¿El que
nos llevó a la victoria?
-Si, que buen día ese.
-Y… ¿Cuándo te levanté como ahora por haber ganado?
-Si.
-Pues en ese momento fue cuando descubrí que estaba
enamorado de ti, y ahora es como si sintiera lo mismo, como si me hubiera
vuelto a enamorar de ti por primera vez.
Sentí muchísimas ganas de besarlo. Pretendía hacerlo. Nos
pusimos de pie, iba a hacerlo, no podía contener mis ganas. Pero.
-¡Fer! ¡Ey Fer!
-Es Nico, ¿Qué quiere ahora?
Fernan fue hasta donde él estaba, pero ¿Nos estaría viendo?
Otra vez esta angustia que me mata. No lo entiendo. ¿Qué es lo que siento? ¿Por
qué me pasa esto? ¿Por qué me gustan los dos? Esto es una estupidez.
De repente Fer empezó a correr, sin despedirse ni nada, Nico
aprovechó y se dirigió a donde estaba yo.
-Hola Bahía.
-Hola.
-Parece que ya te has quitado la pulsera.
Miré para abajo. Es verdad ¡La pulsera!
-No Nico, no es eso, se me ha caído en la playa.
-Bueno, si no la encontramos, ya te regalaré otra.
Me quedé sin habla, pero yo no quería otra a mi me gustaba
esa, pero en fin… ¿Qué se le iba a hacer?
-No hace falta Nico, si yo lo que aprecio es el detalle.
-Pero yo quería que tuvieras algo mío, ¿Quieres esta?
Me señaló su pulsera, la rosa.
-No, en serio…
-Esto es por Fer, ¿No?
-¿QUÉ?
¿A qué viene eso? Fernan no tiene nada que ver.
-No quieres llevar mi pulsera para que él no te diga nada.
-¡Qué tonterías dices!
-Digo la verdad.
-¡No hables si no sabes lo que siento!
-Tienes razón, bueno me voy.
-Si anda vete.
-Toma tu estúpida pulsera.
Se sacó una pulsera del bolsillo y mientras se iba la lanzó
hacia atrás cayendo en mis pies, era ¡Mi pulsera! Nico la había encontrado.
-¡Nico!
Se dio la vuelta.
-¿Qué?
-Gracias.
Le sonreí, el miró para abajo, no me respondió, ni si quiera
me miró y se fue.
El ese momento Fernan volvió de donde fuera que había ido,
se cruzaron cerca de mi.
-Toma tio.
Fer le entregó una gorra a Nico. Él tiró de la gorra y no
dijo nada.
-¿Qué habías ido a buscar, Fer? Si se puede saber, claro.
-La gorra de Nico que se la había dejado en mi casa.
-Aaa, vale.
-¿Seguimos jugando?
-Venga, que te voy a ganar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario