jueves, 3 de enero de 2013

Capítulo 4.


-¡Fernando! ¿Qué haces? ¡Me has asustado!
-Bahía, ¿Por qué pusiste esa cara cuando me vistes?
-¿Qué cara puse?
Es verdad, no me hizo ilusión verlo, pero no se lo pienso decir.
-Como si todavía me odiaras.
-¿Por qué te habría dejado de odiar?
-Porque ya ha pasado mucho tiempo.
-¡Mentiroso!
-Venga, ya te e pedido disculpas.
-Y puedes seguir pidiéndomelas, otra cosa es que te perdone.
Bueno, parece que realmente quiere que le perdone, pero me prometí a mi misma que no lo haría.
-Joder Bahía.
Un momento, Nicolás nos está mirando, preferiría estar con él ahora mismo en vez de con Fernando.
-¿Es que acaso no lo entiendes?
Comenzó a mirarme preocupado.
-No.
-¡Yo te quería! Y tú en vez de decirme las cosas claras, ¡Me mentiste!
-Pero…
-¡Pero nada! No sé porque sigo hablando contigo.
Antes de dejarle decir nada más, me di la vuelta y me fui.
-¡Recuerda que alguna vez fuimos amigos!
Me gritó, pero no quise ni mirarle. Llegué a mi casa, puse la mesa, comimos lasaña, y me largué, tal y como acordamos con mi madre, había quedado con Clara, pero casi prefería estar sola, a si que volví a entrar, me puse mi traje y cogí mi tabla, me volví a ir.
Cuando salía me encontré con:
-Nicolás, hola.
-Puedes llamarme Nico.
Me sonrió, igual que yo le regalé una sonrisa mía.
-Vale, Nico, y… ¿Dónde ibas?
-A tu casa.
-¿A la mía?
-Si
-¿Por qué?
-Porque quería hablar contigo, pero por lo visto vas a surfear, hablamos luego, ¿Va?
-Como quieras, de todos modos no me importa dejarlo para más tarde.
No, no, no, ¿Qué es este sentimiento? Yo no suelo dejar el surf para lo último ¡Nunca! ¿Me estaré enamorando? Lo dudo mucho.
-Genial, ¿Quieres que coja mi tabla y vamos a la playa?
-¡Si!
-Vale, acompáñame.
Fuimos a su casa, no había nadie, me senté en el sofá mientras esperaba que se vistiera. Fue muy rápido no tardó nada, me ofreció un vaso de Coca-cola pero le dije que no. Salimos de su casa y fuimos para el mar, cada uno con su tabla.
Que guay, por fin un amigo al que le apasione lo mismo que a mí.
-Bahía.
-Dime Nico.
-¿Por qué discutías hoy con Fer?
Lo sabía, todo iba por este lado.
-¿Ahora se hace llamar Fer?
Dije para disimular mi pequeño enfado.
-Si ¿Por?
-Antes lo llamábamos Fernan.
-Ah, bueno pero ¿puedes responder a mi pregunta?
-Supongo.
Llegamos a la playa, colocamos nuestras toallas en la arena y nos sentamos a hablar.
Nico notó como me incomodaba que hubiera sacado el tema de Fernando.
-Escúchame Bahía, se que apenas nos conocemos y pensarás ‘Este  ¿De que va?’ pero me caes super, y me gustaría que nos lleváramos bien, y no me importa si no quieres hablar de él, no te lo voy a sonsacar.
Me encantaron sus palabras y no pude evitar sonreírle. Aunque no quería hablar del tema, no me importaba que el lo supiera, no sé porque.
-Sucedió el día 17-09-2011 el día que comenzamos el instituto, el era nuevo, y entró en mi clase, lamentablemente lo sentaron a mi lado, y claro, pues… me fijé en él, sus ojos verdes me enloquecían cada mañana cuando lo veía entrar, su sonrisa brillaba, parecía
el chico perfecto. Nos hicimos súper amigos, volvíamos juntos a casa, quedábamos para hacer los deberes, me enseñó lo poco de fútbol que sé. Todo marchaba bien, solo mis mejores amigas Lucía y Marta sabían que me gustaba, y siempre estaban machacándome con que se lo dijera, pero me negaba a romper mi amistad con él.
Con el tiempo de amigos pasamos a ser mejores amigos, estábamos unidos 100%, y un fin de semana con mis dos mejores amigas, que se habían quedado en mi casa a dormir, jugamos a ‘Prueba o verdad’ Marta vio la oportunidad de retarme a hacer lo que sabía que más me iba a costar: declararme a Fernando. Aún así no le importó y lo hizo, estaba siendo mala amiga, me dijo que si no se lo decía yo a el, se enteraría toda la clase. Lucía me dijo que si no quería no debía decírselo. Pero me vi obligada a hacerlo.
Al lunes siguiente al salir de clases, nos fuimos juntos, no debía esperar, antes de irse cada uno para su casa le dije: +Fernan, Tu… ¿Has pensado alguna vez en nosotros? +¿Qué significa eso? Me dijo. +Pues tu y yo como algo más que amigos. +No sé, nunca me lo había planteado. ¿Por qué lo decías? +Porque me gustas, fui clara, ya le había desvelado mi secreto. +¿Te gusto? +Si… +¿En serio? +De verdad.
Se paró frente a mí, me miró a los ojos y me besó. Me quedé en blanco, el me sonrió y se fue. Esa misma tarde tenía un mensaje suyo en tuenti que decía: ¿Podría decirse que estamos saliendo? Y una carita feliz. Por supuesto, le respondí. Era el día más féliz de mi vida.
-Bahía, no lo entiendo, dices que odias a Fernan, pero por lo que me cuentas, erais una bonita pareja.
-Si, esa es la parte buena de la historia.
-Sigue contándome por favor.
-Empezamos a salir casi a mitad de curso, y estuvimos juntos hasta acabarlo , digamos hace unos dos meses. Pero, en el último mes de clases nos fuimos de viaje de estudios, bueno todo primero de la eso ya sabía que estábamos juntos, y la última noche del viaje hicimos una hoguera y jugamos a la botella, todos empezaron a decirnos: +Vosotros como sois pareja no podéis jugar. Pero Fernan si quería jugar, a mi no me apetecía besar a mis compañeros en su cara, pero parecía que a él si, y fue el primero en salir, para colmo le tocó con Marta, y a ninguno de los 2 les importó besarse.
-Menos mal que el era tu novio y ella de tus mejores amigas, que si no…
Dijo Nico.
-Ya ves, pero todavía queda lo peor.
-Cuenta, cuenta.
-Después de un rato de jugar, nos tocó a él y amí, y claro los graciosos diciendo: +Uy Fernan, que suerte y cosas así. Se puso nervioso, levantó y gritó delante de todos: +Bahía, no es mi novia nunca lo ha sido, no me gusta ¿Vale? Y no pienso besarla. Todo el mundo flipó, pero a mi se me caía el mundo encima, empecé a llorar y me fui corriendo a mi habitación. Desde entonces le odio.
-No me extraña.
-Gracias por escucharme Nico.
-Gracias a ti por contarme.
-Podría contarte toda mi vida sin problemas, ¿Sabes?
-No entiendo a que te refieres.
-Me refiero a que contigo soy yo misma, siento que no tengo que esconderme.
-No tienes que hacerlo.
-Al final si surf ni nada
-Mañana venimos ¿Te apetece?
Con tal de verle otra vez.
-Por supuesto, y te enseñaré como se hace.
-O más bien te enseñaré yo a ti.
-Si ya quisieras tú.
Nos pusimos de pie y se acercaba a mi poco a poco, sus intenciones parecían claras. Estaba a punto de cerrar los ojos, pero él miro hacía abajo, me cogió la mano y me puso una pulsera que decía: Recuérdame, algún día triunfaré, tenía dos una rosa y una azul la mía lo decía en español y la suya en inglés: Remember me, some day I will triumph. Me puso a mi la azul y el se quedó la rosa.
-Parece raro que te de la azul, pero así te será más fácil acordarme de mi cuando la veas, me guiñó el ojo, me agarro la mano y me dio un beso. Un beso corto, pero lo suficientemente bonito como para enamorarme del todo.

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