¿Y este como tiene mi tuenti? Pero si yo no le di mis
apellidos, ¿O si? No, si apenas hablamos. Aunque la verdad, tampoco me molestó
que aquel niño raro me enviara ese mensaje. ¿Qué dirá su mensaje? Comencé a
leer intrigada.
Hola Bahía, espero que aún te acuerdes de mí.
Ya la va de listo. Si, si me acuerdo de ti, pensé
Supongo que te preguntas por qué se tu tuenti y por qué te
envío este mensaje. En primer lugar se tu tuenti, porque hay muy pocas chicas
que se llamen como tú y al poner ‘Bahía’ me salían pocos resultados, y al ver
tu foto, era evidente que te había encontrado. Y te envío este mensaje, por que
desde que nos vimos ayer e estado pensando en ti, podríamos quedar y así te
demuestro que se surfear mejor que tú.
Adiós, Nico.
¡Qué chaval! No me importaría hacer una pequeña competencia
con él, pero quizás más adelante. Más tarde le responderé.
Bajé a desayunar, mi padre se había ido a trabajar y mi
madre seguía colocando cosas de la casa.
-Buenos días
-Buenos días, Bahía, ¿Qué tal has dormido?
-Bien, supongo.
-¿Quieres que te haga el desayuno?
-No te preocupes, ya me lo hago yo.
Fui a la cocina y me preparé mi desayuno de todos los días:
2 tostadas con mantequilla y un vaso de zumo de naranja fresquito. Solamente
era nuestro segundo día, pero ya estaba más calmada que ayer.
-Hija, esta tarde no hagas planes porque tienes que estar
aquí para terminar de amueblar tu cuarto.
A la, ya se me acabó el plan.
-Es que esta tarde quería ir a dar una vuelta por la
urbanización, así me voy adaptando.
-No me parece mala idea, pero a las 17:30 aquí.
-Entonces ¿A qué hora pretendes que me vaya?
-Puedes irte ahora, vienes para comer, luego te puedes ir
otra vez, como tú quieras, pero ya sabes que a esa hora, quiero que vuelvas.
-Vale mamá.
Ya como a los locos, que rollo. Me vestí y me fui, no quería
perder tiempo, me puse una camiseta verde y nos pantalones azules oscuros con
una palmera del mismo color que la camiseta, mis chanclas, mis gafas de sol
favoritas, las turquesas y me hice una coleta. Caminando por la urbanización,
vi la piscina, nadie me dijo que aquí había piscina, esta tarde vendré, sin
falta, o porque no mejor, ahora mismo. Corrí a casa me puse el bikini, cogí mi
toalla, vi que me había olvidado mi Bb, también la cogí y me volví a ir, mi
madre no me dijo nada, quizás no me vio, o quizás se había ido, o si no, no se.
Llegué a la piscina sin ninguna prisa, ¡Es una piscina cubierta!, Un lugar
pijo… Abrí la puerta, puse mi toalla, me quité la camiseta y el pantalón, me
tumbé en el césped boca arriba, quería ponerme morena. Había algunas personas
leyendo, y un bebé con su madre bañándose en la piscina para niños pequeños, ¡Qué
ternura! Yo seguí a lo mío.
A los 40 minutos aproximadamente de estar allí entraron 3
niños que no tardaron en ponerse a armar jaleo, a tirarse, a jugar al fútbol,
como me recordaban a mis amigos y a mí, las tardes enteras bañándonos en la
pisci, sin prohibición alguna. Si, tenía envidia. De pronto, entró otra niña y
se sentó a unos 15 metros
de mi y se puso a leer la revista ‘Bravo’ y llegó un momento que también empezó
a mirarme, Pero ¿Por qué me mira la gente, que tengo, monos en la cara?
-Hola
Me dijo aquella niña.
-Hola.
-Si quieres podemos ser amigas.
-Claro, me encantaría.
Respondí, algo confundida. La invité a que se acercara un
poco más y ella asintió.
-¿Cómo te llamas?
-Bahía ¿Y tú?
-Yo Clara, me gusta tu nombre.
-Jajaja, gracias.
-No, de nada.
-Y… ¿Vives aquí?
-Si.
Y me señaló su casa.
-Yo ahí.
Y le señalé la mía. Me sonrió, y yo le sonreí.
-Pero, ¿Hace poco que vives aquí, no? Porque yo nunca te
había visto.
-Si, vine a vivir aquí ayer.
-Y ¿Esto te gusta?
-Si, no está mal.
-¿Antes dónde vivías?
-En Cádiz.
-¿Y que te gusta más Cádiz o esto?
-Bueno la verdad, aquí hay más verde.
-Jajaja, seguro.
-Pero allí es mejor para surfear.
-¿Tú surfeas?
-Si.
-¡Qué pasada!
-Si, bastante, es lo que más me gusta hacer.
Clara me trasmitía mucha confianza, parece buena chica. Miré
mi Bb ¡Oh no! Ya casi era la hora de almorzar, y según acordé con mi madre…
-Bahía, ¿Quieres meterte en la piscina?
-Me encantaría, pero tengo que irme esta tarde quedamos, ¿Te
apetece?
-Claro que si.
Cuando me levanté para irme, el bebé que estaba en la
piscina pequeña tiro un juguete que cayó casi al borde de la piscina grande,
como yo estaba de pie, no me importó ir a cogerlo, en ese momento, los niños
del balón tiraron y me dieron en la cabeza, provocando que me cayera a la piscina.
Clara, los adultos que leían, la madre del bebé y los culpables, se dirigían
corriendo hacia mí, pude salir sin problemas puesto que me caí en la parte
baja.
-¿Estás bien?
-¿Te duele algo?
-¿Cómo te encuentras?
-¿Quieres que llamemos a tus padres?
-¿O a la ambulancia?
Solo oía voces que no era capaz de distinguir.
-Estoy bien, solo un poco mareada.
Uno de los adultos me acompañó a sentarme, otro me trajo una
botella de agua. Clara estuvo a mi lado, todo el tiempo. Cuando me mejoré un
poco aquellos niños, a los que ni si quiera les había visto la cara, vinieron a
pedirme perdón. Todos estaban serios, miraban hacia abajo.
-Perdónanos.
Me quité las gafas de sol, quería verles, solo sabía que
eran dos niños y una niña.
¡Otra vez no! Por favor mente, que solo sea una mala pasada
tuya.
-¿Bahía?
-¡Nicolás!
-¡Bahía!
-¿Fernando?
-Esperad ¿Qué?
Dijo la niña que iba con ellos.
-A si que ¿Ya os conocéis?
Dijo Clara.
¿Qué hacen estos dos aquí? A ver que me aclare.
-Nicolás, Fernando ¿Vivís aquí?
-Si, y tu Bahía ¿Desde cuando?, si en el instituto de Cádiz
íbamos juntos.
-Podría hacerte la misma pregunta Fernando…
-Yo me voy.
Dijo Clara.
-Luego nos vemos.
-De acuerdo, adiós.
-Bueno, yo soy Sofía
Me dijo aquella niña.
-Yo Bahía, encantada. Bueno se me hace tarde me voy.
Recogí mis cosas, me envolví en la toalla, y salí corriendo,
vaya de repente tengo ganas de surfear. Entonces, alguien me cogió de la mano,
mi corazón dio un vuelco, era, era…
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